El desafío de un plano secuencia
Desde la emblemática ‘La soga’ de Alfred Hitchcock en 1948, el reto de filmar en un solo plano secuencia ha seducido a numerosos directores. La técnica, que busca capturar una secuencia de eventos en tiempo real sin cortes aparentes, ha tenido ejemplos notables como ‘1917’ de Sam Mendes y ‘Utoya, 22 de julio’ de Erik Poppe. Sin embargo, no todos los intentos han sido exitosos, como lo demuestra ‘Timecode’ de Mike Figgis. En esta tradición se inscribe el debutante Hugo Ruíz con ‘Una noche con Adela’, una película que prometía mucho pero que, según las críticas, termina siendo una oportunidad perdida.
Una ejecución que divide opiniones
La película cuenta con momentos de tensión bien logrados y giros narrativos impactantes, destacando la actuación de Laura Galán. Sin embargo, parece que Ruíz, en su afán de ser el protagonista detrás de cámaras, se pierde en largos minutos donde poco sucede, diluyendo el ritmo de la trama. A pesar de un final contundente y actuaciones destacadas, el camino para llegar a este clímax se siente excesivamente largo y tedioso, con diálogos y actuaciones que no siempre convencen y una trama que tarda en encontrar su rumbo.
El veredicto final
A pesar de los esfuerzos por romper moldes, ‘Una noche con Adela’ consigue ser radical y rompedora solo en contadas ocasiones. El uso del plano secuencia, más que un recurso narrativo, parece un truco que se extiende para añadir minutos al metraje, perdiendo efectividad en el proceso. La película, aunque cuenta con una dirección de fotografía que evita un desastre total, revela sus trucos demasiado pronto, recordando las técnicas de Hitchcock pero sin el mismo impacto. La última media hora ofrece momentos brillantes, pero llega después de un desarrollo que deja al espectador exhausto y posiblemente insatisfecho. A pesar de los tropiezos, la carrera de Ruíz merece ser seguida, ya que la disposición a tomar riesgos es siempre bienvenida en el cine, siempre y cuando estos tengan un sentido narrativo coherente.
